Recien Nueva Chicago (en Mataderos) y River terminaron empate en 2.
El local ganaba 2-1 y en el último minuto hubo una falta cerca del área para el visitante. El árbitro Furchi primero cobró tiro libre y a instancias del asistente cambió su decisión y marcó penal. Ramacciotti, técnico del Torito que se juega la permanencia, le preguntó a un periodista que le informó que la falta había sido afuera e ingresó a tratar de convencer a Furchi. Luego de 20 minutos de discusiones y peleas, Ferrari anotó desde los doce pasos para el 2-2.
Verde y negro son los colores de la camiseta de Nueva Chicago y bien podrían graficar el presente de los equipos que hoy se enfrentaban en Mataderos. Un verde esperanza para los locales, que están comprometidos en la tabla del promedio del descenso pero a la vez ilusionados porque saben que con dos triunfos se evitarían el camino directo a la B Nacional. El negro bien se podría asociar al presente institucional y futbolístico de un River que no da pie con bola y, encima, tiene que soportar que Boca vuelva a disputar una final de Copa Libertadores.
El Torito parecía estar más obligado. Más necesitado. Ramacciotti puso en cancha un mediocampo ofensivo con Hanuch bien abierto sobre la derecha y Donda por el otro sector. Arriba, el tridente formado por Carranza, Higuaín y Filomeno. En la vereda de enfrente, Passarella armó una línea de tres mentirosa. Porque el debutante Emmanuel Martínez, Gerlo y Lussenhoff se quedaban atrás cuando River atacaba. Pero cuando el local apremiaba, Ferrari y Zapata se retrasaban y se formaba una línea con cinco hombres. A los 7, el local tuvo la primera pero Carranza se apuró y le pegó fuerte desde un mejorable posición y la pelota se fue lejos, por arriba. Esta situación fue apenas una luz de esperanza en un partido gris. Porque se peleaba mucho en el medio pero los arcos parecían elementos decorativos. A los 22, Filomeno ganó en lo alto y metió un cabezazo que chocó con el travesaño. Al toque, Marco Ruben encaró con decisión y probó desde la puerta del área. Navarro Montoya no se complicó y la desvió al córner. La apertura del marcador llegó a los 31. Fue un gol de otro partido. Porque Higuaín, ex River, la recibió sobre la derecha y encaró a Lussenhoff. El punta le amagó y lo desairó con una gambeta. En un rápido movimiento despachó un zurdazo infernal que se clavó en el ángulo superior derecho del seguro Carrizo. El Pipita lo gritó con todo. No le importó su pasado en el Millonario. Sí su presente con Nueva Chicago. En el cierre de la primera parte, River tuvo su chance con un cabezazo de Lussenhoff. La pelota tenía destino de red, pero Hanuch estaba al lado del palo, despejó y a tribuna local lo festejó como un gol. En el inicio del complemento, Abelairas entró por Zapata y River se paró varios metros más adelante. Además, Augusto Fernández y Belluschi se comprometieron más con el juego. Ruben ganó dos veces por arriba pero sus cabezazos carecieron de precisión. Luego, el ex Newell's se la robó a Hanuch y enfiló hacia el arco. En la puerta del área sacó un zapatazo que se fue picando, al lado del palo. El volante tuvo otra a los 15, pero su derechazo, bien colocado, murió en la parte de arriba del arco. Chicago lo sufría. Porque River dominaba y estaba a tiro del empate. Pero una veloz contra le dio aire al local. Carranza, recostado sobre la izquierda, le robó la pelota al pibe Martínez y se escapó. Envió un centro para Filomeno, quien entraba libre, por el medio. Lussenhoff, en su afán por despejar la introdujo en su propio arco. Delirio en Mataderos. Desazón para los de Núñez. Passarella decidió reemplazar a Belluschi, de buen segundo tiempo, por Sciorilli. La visita iba por el descuento pero chocaba con la firmeza de Navarro Montoya. El Mono le sacó un tiro libre bárbaro a Abelairas y también se quedó con el rebote. Eso sí, nada pudo hacer para evitar el descuento. El Tecla Farías aprovechó una desinteligencia del fondo de Chicago y, de cabeza, volvió a abrir el resultado del partido, que ya parecía cerrado. Sin embargo, cuando el partido se moría sucedió lo increíble.
El penal inexistente. Las dudas de Furchi. El periodista que le dio la noticia a Ramacciotti y el escándalo se apoderó de todos en Mataderos.
Ferrari tuvo la sangre fría necesaria para macar la igualdad y darle a River el punto que le clasificó a la Copa Libertadores 2008.
sábado, junio 09, 2007
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