Exitoso arranque en la Copa América, la Selección Argentina derrotó anoche 4-1 a los Estados Unidos en el debut en Maracaibo.
Doblete de Crespo y goles de Aimar y Tevez, para el triunfo de los dirigidos por Alfio Basile. Los norteamericanos habían abierto el marcador a través de un penal anotado por Johnson. El equipo nacional exhibió una amplia superioridad que se transformó en lujosa contudencia en la segunda parte.
Doblete de Crespo y goles de Aimar y Tevez, para el triunfo de los dirigidos por Alfio Basile. Los norteamericanos habían abierto el marcador a través de un penal anotado por Johnson. El equipo nacional exhibió una amplia superioridad que se transformó en lujosa contudencia en la segunda parte.
Con un segundo tiempo en el que exhibió toda la ptencia y variantes ofensivas que le habían faltado en el primero, la Argentina apabulló a los Estados Unidos. Cuatro goles a uno fue el fiel reflejo de lo acontecido en el campo de juego y la confirmación del favoritismo del equipo de Basile para poder alzarse con la Copa América. Hacía falta encontrar la explosión en ataque de la que se había carecido en los primeros 45 minutos, y vaya que el equipo lo logró. Hubo toques, paredes, desbordes y llegadas como se esperaba. Y definiciones. Certeras, precisas, letales. En ese segundo tiempo el seleccionado nacional mostró la cara que todos queríamos y esperábamos ver. No hubo fallas ni distracciones en defensa, y en ataque se produjo el anhelado cambio de ritmo en los últimos 20 metros del terreno y la capacidad para poner un hombre de cara al gol. Justamente eso que había faltado en la primera etapa, cuando todo fue muy repetido, prolijo, pero sin sorpresas. Para que este cambio ocurriera, mucho tuvo que ver el ingreso de Pablo Aimar por Esteban Cambiasso, que le cambió la cara al equipo. Lo hizo más dinámico, menos previsible que en la primera parte. De sus pies, con precisa continuidad en la habilitación de Messi para Crespo, nació el segundo gol argentino, el del desequilibrio, el que también derrumbó la prolija tarea defensiva de los norteamericanos. De allí en más el partido fue un festival para los de Basile. Concretó el propio Aimar con un cabezazo una precisa maniobra que él mismo había iniciado para habilitar a Heinze. Y cerró la cuenta Carlos Tevez, que ingresó en los últimos diez minutos por un agotado Messi, con una definición lujosa. Fue 4-1 sólo porque Argentina quiso, porque levantó el pie del acelerador, porque sabía que la misión estaba cabalmente cumplida.
En el primer tiempo la situación sólo llegó a comprometerse con ese pelotazo largo que a los 8 minutos capitalizó Johnson y que obligó al penal de Milito que el mismo moreno transformó en gol con un tiro bajo, a la izquierda de Abbondanzieri. Pero la tranquilidad llegó apenas dos minutos después con el gol de Crespo tras el tiro libre de Riquelme. Después no hubo zozobras. Todo fue de Argentina que, simplemente, no encontró los caminos para llegar al desnivel. Caminos que se le abrieron en el segundo tiempo, está dicho, con solvencia y lujos. Todo el equipo jugó en aceptable nivel, aunque vale destacar la infatigable tarea de Mascherano en mitad de cancha y la frescura, sorpresa y dinamismo que le otorgó el ingreso de Aimar. Lionel Messi pareció más importante en el segundo tiempo, cuando jugó por izquierda, que en el primero, cuando metió la diagonal de derecha al centro y muchas veces tapó las subidas de Zanetti. De Rqiquelme y Verón se vieron sólo chispazos de lo que pueden llegar a rendir, y Crespo confirmó que es implacable a la hora de definir. Ganó la Argentina. Y en el segundo tiempo goleó y gustó.
Antes por el mismo grupo, Paraguay goleó a Colombia por 5 a 0 con goles de Santa Cruz (30, 46, 80) y Cabañas (85, 88) .
Info: afa - copaamerica.com.
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